Por lo tanto, nuestros
pensamientos conversan con los sentimientos y según la distancia, la
conversación llega relentecida o vertiginosa.
Luego de esto, aparece el momento
de la codificación entre ambas partes del cuerpo.
Los sentimientos hablan un
idioma y el saber habla otro.
La mejor cercanía entre ambos,
la distancia más corta, permite un
entendimiento acorde de nuestra unidad.
Para acortar esa distancia el Sentipensar
es una valiosa herramienta para dejar
fluir ambas partes.
Algo así como la íntima
relación entre el mar y la playa, con el esencial contacto de dos formas
distintas.
Por un lado el mar, avanza
impetuoso sobre la playa y deja elementos propios de su profundidad. Por otra
parte, la playa recibe y entrega otros signos de su estar viva en la costa.
Un contacto de ida y vuelta es una
cercanía necesaria en el interior del ser para recibir los sentimientos y los
pensamientos a la vez.
Alejandro Nevio Lemos
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