Me ha pasado, más de una vez, mirar el andar extraño de las hormigas.
Ya sea si llevan carga o no, me dio la impresión que su caminar era errático, desordenado y en más de un momento, me pareció verlas totalmente improductivas.
Imagínense una hormiga que avanza por una parte del jardín. En pocos minutos podremos verla adelantar rápido, como si estuviera decidida, al tiempo se la siente dubitativa, dando pequeñas marchas. Mirando hacia los lados, con pequeños pasos, prospera y retrocede como en una permanente contradicción.
Si lleva carga hacia el hormiguero, podremos ver como abandona una apreciada pieza de pasto y lo cambia por algo más pequeño, quizás más insignificante para nosotros.
Alcanzaremos a observar como repite este procedimiento en distintas ocasiones, incluso hasta llegar a subir en su lomo, un trozo parecido al pasto que había cargado unos minutos atrás.
Un caminar sinuoso, avances y retrocesos, dudas y cambios permanentes, en fin… una aparente pérdida de tiempo.
Sin embargo, la hormiga, experimenta su camino en el tiempo, sin necesidad de un surco, registra sensaciones para establecer por donde andar. En si, no está perdida, está experimentando.
Lo mismo pasa con el material que lleva para su comunidad. Alza uno y al encontrar otro, lo coteja, lo revisa, prueba en distintas oportunidades. También aquí, nuestra hormiga está experimentando.
Afortunadamente para las hormigas, hay pocas personas que intentan tomarlas y mostrarles el mejor camino. El más recto, el más cercano, el menos dificultoso, el más productivo.
También, serán muy pocas las hormigas que tendrán que padecer las sugerencias de una persona que les aliviane la carga, o se la remplace por una más apetitosa y nutritiva.
De alguna manera, las personas adultas, intentamos hacer lo mismo. Con nuestros pares, y en especial, ya que al ser más pequeños tienen en el andar, características de hormiga, con los niños.
Usando un sistema bien insertado de prejuicios y mandatos, estamos convencidos que nuestra experiencia es muy valiosa (¡que lo es!) y tenemos la pertinaz y tozuda idea de que podemos inocular vacunas de experiencia.
El descubrimiento del genoma humano trajo la certeza de que somos seres únicos e irrepetibles. Esto hace entonces, imposible el trasmitir una experiencia tal cual fue vivida y registrada por una persona y dársela a otra como si fuera parte del código genético.
La experiencia es una construcción individual que cada persona la realiza con las herramientas que tiene y puede usar. Es entonces, un andar abundante en meandros, esteros aquietados y aguas turbulentas.
Acompañar la experiencia del otro, desde un niño al adulto mayor, será entonces una nueva experiencia para el que acompaña. Nada será igual, tendrán así valoraciones distintas ya que cada individuo puede hacer su propia experiencia.
Aceptar la experiencia de otra persona sin juicios y valoraciones, dejar los consejos en un cesto, los juicios personales en el basurero y el desistir en allanar la experiencia de otra persona o de otro humanito, será un gran paso para que cada uno elija como quiere caminar, incluso como caminan las hormigas.
Alejandro Lemos
epimeleiaargentina@gmail.com
Epimeleia, en griego, significa Cuidado.
El cuidado hacia Uno
El cuidado a los vínculos
El cuidado hacia lo espiritual
Somos una Asociación Civil sin fines de lucro, dedicada a brindar servicios de Consultoría psicológica.
Formados en el Enfoque Centrado en la Persona, sabemos que es el individuo el que poseé los recursos necesarios para su mejor desenvolvimiento.
NUESTROS OBJETIVOS
Desde el Counseling, nuestro objetivo es:
* Ayudar, orientar y acompañar a todas aquellas personas o grupos que se hallen en circunstancias difíciles del transcurrir vital para que logren una mejor calidad de vida
* Facilitar procesos de cambio, desarrollo y despliegue en personas y grupos
* Difundir lo concerniente al Counseling y al Enfoque centrado en la persona como profesión de ayuda y como metodología de trabajo
* Actuar como agentes de prevención primaria
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Gabriela y Alejandro, excelente este articulo, la observacion tan apropiada para nuestra forma empatica de estar con nuestro consultante, sin valoraciones ni juicios previos, siguiendo su camino para encontrar y encontrar-se, gracias y saludos!! Malvina
ResponderEliminarMalvina Salas de Lopez Alconada
counselor & fot
Gracias, Alejandro. Me gustó tu artículo, y me inspiró lo siguiente: Cuestión de olfato... literalmente. Las hormigas van registrando olores que les muestran el camino. No llevan mapas ni GPS. Hacen foco en el aquí y ahora. A los padres, y a los consultores, nos toca acompañar, no remplazar. Remplazar es una actitud que anula al otro, lo inhabilita, lo invalida. Acompañar da confianza para que el otro (consultante, hijo) se sienta cuidado y se anime a hacer su propia experiencia. Interponernos entre el otro y lo que consideramos "su error", no lo deja enfrentarse con el supuesto error sino con nuestro juicio. Tenemos que dar un paso al costado y permitir el encuentro del otro con su decisión, permanenciendo cerca, para tender la mano, si la necesita.
ResponderEliminarexcelente Alejandro!..."tenemos la pertinaz y tozuda idea de que podemos inocular vacunas de experiencia", muy bueno definicion!! gracias!
ResponderEliminarHermoso. Sencillo y sabio. Gracias.
ResponderEliminarHermoso. Sencillo, breve y sabio.
ResponderEliminarHermoso. Sencillo y breve. Sabio.
ResponderEliminarOjalá se pueda establecer una manera de enviar la liga a facebook y tuiter.
ResponderEliminarRecuerdo el sentirme fascinada mirando el caminar incansable de ida y vuelta del las hormigas llevando su valiosa carga al hormiguero. En ese entonces solo me quedaba observando la desproporción de la carga que llevaban con su tamaño y cuando se le caía buscar otra forma de cargarlo. En ese entonces solo pensaba en que lo importante era llegar.
ResponderEliminarAhora, al leer tu poética descripción, vuelvo a ese recuerdo y pienso "que lo importante es el camino y la experiencia que ella va haciendo transitando ese, su camino"
Como me tienen acostumbrada,¡EXCELENTE!, práctico y escrito con poesía. Abrazos. Ceci.
ResponderEliminarExcelente!!!, gracias por compartirnos tu vision Ale, pepe
ResponderEliminarA mi me resonó esta frase: “La experiencia es una construcción individual que cada persona la realiza con las herramientas que tiene y puede usar”, creo que recordar esto me permitirá realmente eso de “dejar los consejos en un cesto” cada vez que hable con mis hijos respecto de algo que estén haciendo o pensando fuera de “mis” experiencias. Cuesta un montón eso, así que este tipo de tips de ayuda para la autorreflexión vienen de maravilla.
ResponderEliminarUn abrazo bien fuerte Maríasabel
LuisG, Abuelo de Pedro
ResponderEliminarMe gratifico leerte querido Alejandro; hermosa la descripción, y muy útil y sabia la "comparancia". Mi mejor afecto