Hay un lugar que aparece como cercano, en estos días donde el mañana se transforma en nuevo año. Con expectativas y deseos, persistencias y esperanzas de nuevos horizontes, de objetivos cercanos y que nos incitan a caminar.
Puede ser aquello que nos mueve, una meta huidiza que se va corriendo como la utopía, como lo dice Eduardo Galeano, solo para hacernos caminar.
La perspectiva del mañana como un lugar para habitar, está dentro nuestro. Un cosmos de ilusiones y proyectos, una oleada de intensiones y mareas de ideales, habitan en nuestro ser.
Hay un área en el mundo donde se aloja el delfín rosado. Ese lugar que además puede mostrar donde reside lo que nos mueve hacia adelante, en un espacio íntimo, para depositar allí nuestra confianza y perspectivas personales.
El Boto es el delfín rosado, distinto a sus primos grises que habitan por la naturaleza. El Boto es tan bello como enamoradizo, sudamericano y seductor, por lo tanto diferente para los ojos de los demás y totalmente similar para sus hermanos.
El Boto es el delfín de río más abundante que se conozca. Tiene un hábitat en todo el trayecto del río Amazonas y del río Orinoco, con la maravillosa trama de afluentes y lagos que hacen a esa zona única en el planeta.
Para encontrar un delfín rosado, tendremos que acercarnos a lugares desconocidos anteriormente. Terrenos increíblemente bellos y aislados, con obstáculos y dificultades, así como sensaciones irrepetibles para las personas.
Hay probablemente dentro nuestro, un lugar donde resida nuestro delfín rosado. Un espacio hacia donde se moverá la utopía en el año entrante y nos hará avanzar hacia su búsqueda, más precisamente hacia nuestra búsqueda personal.
Eventualmente habrá obstáculos, tantos como tiene el Boto en su sitio, caídas de aguas infranqueables y temerosos rápidos, aguas poco profundas y de difícil acceso. También, los avatares de los ciclos climáticos, como inundaciones descomunales o sequías alarmantes, producto de aquellos hombres que no están buscando su delfín rosado.
Buscar lo humano dentro nuestro, buscar ese lugar que nos impulse al horizonte y encontrar ambos, la humanidad de los iguales y un objetivo común por construir, será una hermosa manera de comenzar el año entrante.
Encontrar nuestro delfín rosado retozando en una playa del río con sus hermanos y reunirnos en comunión, que no es otra cosa que una común unión de pensamientos y sentimientos, podrá ser el principio de un camino que no tiene final y nos hará sentir la fraternidad de estos tiempos.
Alejandro Lemos
nevioalejandrolemos@gmail.com
La perspectiva del mañana como un lugar para habitar, está dentro nuestro.
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Buscar lo humano dentro nuestro, buscar ese lugar que nos impulse al horizonte y encontrar ambos, la humanidad de los iguales y un objetivo común por construir, será una hermosa manera de comenzar el año entrante.
Estas dos frases de tu bello texto me conmovieron y creo que me darán para pensar por varios días. Gracias por movilizarnos permanentemente. Abrazo MIT
Me llega esta hermosa figura del delfín rosado como el conectarse con esa sutil pero poderosa parte del corazón, aquel lugar que nos hace únicos y al mismo tiempo iguales. Es el mantener esa búsqueda de lo puro dentro de nosotros. En otras palabras, el merito de ayudar a otros a encontrar su esencia como el camino para encontrar la nuestra.
ResponderEliminarTuve la oportunidad de conocer al delfin rosado navegando por el Amazonas. Encontrarlo es complicado en las aguas, cuando se asoma lo hace muy rapido normalmente cerca a la ribera del rio, en las aguas mas quietas. Es un tesoro oculto en el rio que avanza a veces en direccion a la corriente y otras en sentido opuesto, tal como lo expresa el escrito cuando se refiere a ese encuentro con nuestro interior mirando el futuro.
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