Después de mucho tiempo he descubierto que para una navegación óptima no es tan importante el barco, el lujo, la fachada, el nombre o la envergadura de la travesía. Con el tiempo he desenmascarado que el camino es más disipado si no se observan tanto los mapas, dejándome relajar al sol como un gato en la siesta, disfrutando el paso sin pensar en el piso, cambiando el rumbo, sin acertar el este, reflejando el brillo para iluminar el día.
Una balsa o un crucero tienen en sí el mismo sentido, ambos vienen con los mapas prefijados y muchos de ellos no son de mi agrado, claro está que fue el tiempo que me ayudó a comprender que hay zonas donde no puedo ser, donde la fuerza se disipa, y ya deja de ser mío el sendero. También hay cartas náuticas que sin estar en la cabina de mando, siempre he deseado recorrerlas y fue arduo también encontrarlas y reconocerlas mías.
Entonces, el paso para zarpar fue mirar y mirar rollos envejecidos para examinar cuales eran propios. Aceptando que aunque establecidos me sentía feliz de recorrerlos y por otra parte navegar al garete para registrar las nuevas rutas que desconocía. Adentrándome en el placer de transitar un espacio siempre mío, desconocido a mi vista pero satisfecho de hacerlo propio para transitarlo.
Una travesía descansada tiene pues, la mirada en el día, en este ahora que me toca navegar. Solo o acompañado, ligero de pasado, suelto en el viento, saludable de sol y habido de presente.
Para esto no es necesario pensar en la carga sino en el anclaje. Cada puerto, cada parada, he dejado anclas pesadas en el lecho del mar y al zarpar algunas de ellas no fueron levantadas y me mantienen amarrado a un lugar, un deseo o una fotografía de mi pasado.
Algunas de estas galgas resisten cables infinitos que me dieron la impresión de navegar libremente, pero un día, una mañana oscura, un sacudón frenó mi marcha y detuvo el recorrido sin aviso.
Entonces, abrumado por tantos arpones fondeados en un mundo de cartografía antigua y enredado por largos ataderos, acepté el encontrar esas áncoras, y rescatarlas de ese fondo imaginario, algunas pudieron ser izadas y guardadas en cubierta, otras tuvieron que ser cortados los cabos aceptando la tristeza de la pérdida.
Hoy recalo en los puertos con la mirada de un niño, con el conocer por venir, manso y brioso, como un océano de vida, me conecto con lo mío, disfruto lo cercano y al zarpar, navego por los oleajes sin pensar en el destino.
Amarrado a un muelle o escorado en el mar, es allí donde quiero vivir, cada día un sol, cada noche una luna.
Alejandro Lemos
Epimeleia, en griego, significa Cuidado.
El cuidado hacia Uno
El cuidado a los vínculos
El cuidado hacia lo espiritual
Somos una Asociación Civil sin fines de lucro, dedicada a brindar servicios de Consultoría psicológica.
Formados en el Enfoque Centrado en la Persona, sabemos que es el individuo el que poseé los recursos necesarios para su mejor desenvolvimiento.
NUESTROS OBJETIVOS
Desde el Counseling, nuestro objetivo es:
* Ayudar, orientar y acompañar a todas aquellas personas o grupos que se hallen en circunstancias difíciles del transcurrir vital para que logren una mejor calidad de vida
* Facilitar procesos de cambio, desarrollo y despliegue en personas y grupos
* Difundir lo concerniente al Counseling y al Enfoque centrado en la persona como profesión de ayuda y como metodología de trabajo
* Actuar como agentes de prevención primaria
El cuidado hacia Uno
El cuidado a los vínculos
El cuidado hacia lo espiritual
Somos una Asociación Civil sin fines de lucro, dedicada a brindar servicios de Consultoría psicológica.
Formados en el Enfoque Centrado en la Persona, sabemos que es el individuo el que poseé los recursos necesarios para su mejor desenvolvimiento.
NUESTROS OBJETIVOS
Desde el Counseling, nuestro objetivo es:
* Ayudar, orientar y acompañar a todas aquellas personas o grupos que se hallen en circunstancias difíciles del transcurrir vital para que logren una mejor calidad de vida
* Facilitar procesos de cambio, desarrollo y despliegue en personas y grupos
* Difundir lo concerniente al Counseling y al Enfoque centrado en la persona como profesión de ayuda y como metodología de trabajo
* Actuar como agentes de prevención primaria
Gracias Maestro Alejandro por tu reflexión y por tu acto filantrópico hacia la libertad del Ser. Un Saludo fraterno mexicano. :) ... Felicidades amigos de Epimeleia :)
ResponderEliminar;)¡A navegar! dijo, antes de levantar el ancla, izar vela, y emprender su nuevo viaje con mano firme al timón.
ResponderEliminarAlejandro y Gabriela.
ResponderEliminarEstoy poco familiarizada con los barcos, soy de "tierra adentro", pero me gustó mucho la forma poética y metafórica en que describes la vida y yo tambièn quiero "levantar el ancla y soltar las amarras para navegar en la vida" con la mirada de niña y la experiencia gozosa .
Dese Aguascalientes , México.
María Jiménez
Hoy recalo en los puertos con la mirada de un niño, con el conocer por venir, manso y brioso, como un océano de vida, me conecto con lo mío, disfruto lo cercano y al zarpar, navego por los oleajes sin pensar en el destino.
ResponderEliminarQuerido hermano , me llevo esta frase como una oracion para empezar esta semana pues tiene tanto sentido en mi vida-
te mando un fuerte abrazo a vos y atu compañera.
ahhhh ademas me llevo todoooo!!!!!
ro
Gracias Alejandro por describir tan hermosamente lo valioso de "...este instánte eterno que habitamos..." y lo hermoso de ir ligeros de equipaje, sin aferrarnos, soltando... soltando...
ResponderEliminarUn cariño grande para vos y Gaby.
Adriana Negroni - Monte Grande
Gracias Alejandro ! No hacemos nada con mapas que nos digan como llegar, si no contamos con una brújula, si nuestro viaje no tiene un sentido. Entonces a pesar de las tormentas, de los avances, retrocesos, mareos, soltando anclas, levantandos anclas, o velas según el viento... cuestiones propias de la navegación y son estas cuestiones que nos irán haciendo más expertos en el arte de navegar, concluiremos en que no es lo único que importa saber donde estamos y adónde queremos llegar, sino el sentido de nuestro o nuestros viajes. Abrazos! Gabriela Birri
ResponderEliminar