Aunque yo
hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor,
soy como una
campana que resuena o un platillo que retiñe.
Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada.
Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada.
1
Corintios 12,31.13,1-13.
Amar y disfrutar del amor
Acercarnos al amor, a esa hermosa emoción que aparece en la sensible profundidad
de lo humano, es algo así como contactar múltiples dimensiones del cuerpo, la
mente y el alma.
Las personas que entregan su amor, están mucho más cerca de la libertad,
de la capacidad de dar y afrontar la vida y las relaciones.
Puede suceder en determinadas situaciones que no podamos encontrar esta
capacidad de entrega que es el amor. Muchas veces encontramos en esa cara
oculta de la luna, en esas sombras del otro lado, que lo contrario al amor pareciera
ser el odio, sin embargo, lo contrario al amor es el miedo.
Sentirse libre para amar, para entregar esa magnífica emoción que despliega
infinidad de sensaciones y moviliza en todos sus espacios a las personas, es mantener
la fuerza para atravesar el miedo a la libertad de amar.
Si pudiéramos acercarnos a la palabra amar con la inocencia de los
niños, si fuéramos como en un juego a la búsqueda en el diccionario de la
palabra amar, nos podemos encontrar con esta tan atinada respuesta: Amar es la
capacidad de dar amor.
A partir de esta definición, clara, sencilla y contundente, inevitablemente se abren otras preguntas: ¿Entonces,
qué significa amor? y ¿La capacidad de dar amor a quién?
El amor es tan íntimo al ser humano, tan esencial a las personas, un
delicado hilo que enhebra las relaciones en los individuos, las familias y los
grupos. Conecta la igualdad y correspondencia que estos se tienen y permite la apertura para aceptar las
diferencias.
Como un potente motor interior, el amor mueve a las almas y se
transforma en un poderoso facilitador de vida y contacto.
Esa energía entrañable que ensambla a las mujeres y los hombres, les
permite mostrar las emociones, la experiencia de vida y las actitudes que se
revelan en cada día desde el amor.
Entonces, si amar es la capacidad de dar amor, la pregunta que sigue
flotando en el aire es ¿dar amor a quién?
Como si se abrieran dos caminos, dos brazos de un mismo ser, veremos
como ir transitando esos senderos sin elegir una de las dos calles.
Puede suceder entonces, que de estas
dos ramas abiertas, tan cercanas y contradictorias, tan visibles a veces como paradójicas
en otras, tan sensibles para algunos y
tan lejanas para otros, que parecieran dos brazos que se abren y quedan
irreconciliablemente alejados.
Por un lado podemos encontrar, un sentimiento íntimo y profundo, y
desplegarlo en las personas que nos rodean, las cercanas a nuestros afectos o
todas aquellas que pudieran necesitar del amor.
Entonces, un camino posible de dar amor está en la capacidad de amar al
otro.
Dependiendo de la potencia y la necesidad, ese otro puede ser la familia
cercana, hijos, parientes íntimos, la
pareja con la que compartimos la vida.
También en el otro está el prójimo. Nuestros vecinos, la comunidad de
pertenencia, las personas que están relacionadas, y pasan por nuestra
vida, ya sea acompañando algunos pasos o
una larga caminata.
Podemos amar al otro y darles amor en diferentes circunstancias,
potencia y formas de cubrir las necesidades.
Muchas personas se encontrarán reflejadas en este dar amor al otro, al estar latente y
sensible esa bella capacidad de amar.
El otro sendero del camino, la otra posibilidad de contestar ¿a quien le
doy mi amor? Queda muy cerca nuestro, ya que somos nosotros mismos.
Amar a nuestro ser, el delicado
cuidado de la vida y sentirnos aceptados por nosotros mismos, desde el íntimo sentipensar.
La distancia más larga que hay en el universo es la que lleva del
corazón al cerebro. El sentipensar es una herramienta facilitadora que permite
acercar esa distancia y sentirnos amados.
El placer de amar a mi ser es, además de cuidarme, el aceptarme tal cual
soy, considerarme y respetarme, validar
mis actos desde la certeza que provienen de mi amor y crecer en poder de
potencia.
Amar a mi ser está muy lejos del egoísmo, amarnos a nosotros mismos es un poder de
potencia que nos permite crecer en energías y cualidades para desplegar el amor
al otro.
Ambos
brazos, el amor al otro y el amor a mi ser, van elongando el músculo y crecen
en fortaleza. Más doy amor al otro, más puedo darme a mi, y esto replica
inmediatamente en el otro como un circuito virtuoso que se realimenta.
Es
por esto, que el amor en estas dos formas se desenvuelve como un poderoso facilitador
de las relaciones interpersonales y las individuales.
Amar
y disfrutar del amor es una propuesta doble, con una energía que desde la
intimidad del ser, se abre en dos brazos tan íntimos como diferentes, tan únicos
como creadores.
La
propuesta es entonces, revisar la potencia de cada una de esas dos formas de
dar amor y mantener un intento de igualdad entre el dar amor al otro y el dar
amor a si mismo.
Alejandro Lemos
12 de Octubre de 2013
Ardua faena describir el amor. Acaso lo sea porque es lo que nos constituye, porque es nuestra esencia: y algo explicándose a sí mismo, es tan engorroso e irresoluble como recorrer la distancia que lleva del corazón al cerebro.
ResponderEliminarEl amor es una de esas cosas que jamás terminarán de ponerse en palabras: lo inefable. Por eso mismo es que siempre habrá nuevos intentos, como este. Es eso que se siente y se piensa y se sientepiensa, y aunque podamos así aproximarnos un poco, siempre queda ahí lejos, sin acabar de ser completamente entendido o enunciado.
Mejor así: lograr decir tajantemente algo es logar acotarlo, y el amor no debe ser acotado para que siga, como hasta ahora, durándonos toda la vida. Sólo nos dura toda la vida aquello que no conseguimos abarcar.
Ale que hermoso escrito, me genero un sin fin de sentimientos, imposibles de describir en este momento. Desde el principio el recitado de los corintios, me lo leyeron cuando me case por iglesia, así que ahí ya se abrió un mundo de sensaciones y comencé la lectura. El otro punto donde me pare es el miedo a amar...podría seguir escribiendo sobre sensaciones pero es muy íntimo. Simplemente decirte gracias por compartir este escrito y hacernos pensar en el amor, en el dar amor, en el amarnos a nosotros mismos. Bello, muy bello!
ResponderEliminargracias por recordarme la potencialidad de mi amor...
ResponderEliminargracias por recordarme lo que promulgo, contactar con el miedo a amar...
gracias por tu sencibilidad compartida...
gracias Alejandro, por compartirnos tu amor...
Clr. Gaby Appoloni
Ese “circuito virtuoso que se realimenta” me lo imagino como una espiral ascendente quizás cada vez más difícil de ascender pero también mas gozosa al disfrutarla. Gracias por esta imagen, una más de las que nos regalas para iluminar nuestro CAMINO.- MIT
ResponderEliminarExcelente Alejandro, gracias por compartirlo. Vanesa Pantuso
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